What else?
No recuerdo a ninguna “gran” marca (digamos Nike, Pepsi, Nespresso, Chanel, BMW, Viceroy… y un largo largo etc.) que en alguna ocasión no haya recurrido a la imagen de un artista, modelo o cantante famosos; incluso las hay que solo dan a conocer los atributos de su marca de la mano de uno de estas celebridades.
En el mundo de la comunicación y de la publicidad, los prescriptores siempre han tenido un papel relevante, pues es indudable su gran influencia en la adquisición de un producto y en el posicionamiento de una marca. Desde siempre, los personajes famosos le han dado mayor credibilidad al producto y han conseguido que el producto que anuncian se convierta en un producto deseado.
Cualquiera de nosotros nos hemos planteado la posibilidad de llevar su reloj, conducir su coche, tomar su café, calzar sus deportivas… Y es que en nuestra cabecita asociamos al famoso con el producto, y de forma “involuntaria” trasladamos al producto todos los valores que nos atraen del famoso. Es decir, y así a lo bruto, que nuestra mente tiende a pensar que si bebo Gatorade tendré la voluntad, la fuerza o el carisma de Usain Bolt.
Así que los anunciantes ven en los famosos una apuesta segura y bastante sencilla de garantizar la máxima efectividad a sus acciones de comunicación.
Sencilla en parte, porque los nuevos consumidores estamos mucho mejor informados. Gracias a las redes sociales, a los blogs especializados… podemos tener acceso a información más objetiva, que nos aporta una visión más cercana y real del producto.